“Mamá, papá: me aburro mucho en clase. No quiero ir” dijo un día Pablo a sus padres. Pablo tiene 10 años y desde el comienzo de curso se siente desmotivado. Todos los días en la escuela le parecen igual y el único aliciente que tiene es jugar con sus amigos. El rendimiento escolar ha comenzado a bajar. Sus padres están muy preocupados.

Un día, la madre de Pablo lee un anuncio en el periódico: ‘Taller de robótica gratuito. La forma más amena de aprender jugando‘. “Eso es lo que mi hijo necesita”, piensa la madre de Pablo. Así que le apunta. Cuando el día llega, Pablo se muestra algo reticente, pero cuando el taller termina, sale con una sonrisa enorme: “Mamá, ¿sabes todo lo que he aprendido en este ratito. ¿Cuándo vamos a poder acudir a otro taller como este”.

La madre de Pablo está satisfecha. Su hijo vuelve a estar motivo y, además, ha adquirido nuevos conocimientos en un corto espacio de tiempo, así que decide pedir una cita con la directora del colegio, quien acepta de buen grado introducir esta disciplina en su centro. Pablo y sus compañeros vuelven a sentir ganas de acudir al colegio cada mañana.

Esta historia que bien pudiera parecer anecdótica o inventada, es la realidad que muchos padres viven en su día a día. Las antiguas metodologías ya no funcionan, las tasas de abandono escolar son muy altas en España (ocupa el vergonzoso primer puesto a nivel europeo) y los constantes cambios de la Ley de Educación desmotivan a los profesores.

Sin embargo, también hay un nutrido grupo de docentes y con ellos sus centros, los que apuestan por una metodología innovadora, acorde a las necesidades de la sociedad del siglo XXI, que trabaja por preparar a las generaciones actuales que deberán enfrentarse a un futuro laboral muy incierto y que a día de hoy desconocemos.

Una de las metodologías que se emplean con éxito es la neuroeducación. Una disciplina que centra su atención en la motivación del alumno y el funcionamiento del cerebro y las emociones como clave del éxito de una educación innovadora.

Educando con emoción

Expertos en educación como Chema Lázaro, profesor de Neurodidáctica de la Universidad Rey Juan Carlos, lo tienen claro: la combinación de emoción y aprendizaje es necesaria, tal y como afirma para El País: “Cualquier aprendizaje se basa en la conectividad de las neuronas. Que sean nuevas conexiones o el reforzamiento de conexiones ya existentes”.

Las neuronas encargadas de las funciones ejecutivas del cerebro, como son la memoria o la atención, son estimuladas a través de la amígdala de sistema límbico, dirigida por las emociones. Esta es la base de la neuroeducación.

Es sabido por todos que sólo utilizamos un pequeño porcentaje de todo el potencial que tiene nuestro cerebro. La neuroeducación pretende poner ese potencial al servicio de los intereses del alumno y adaptar las asignaturas para tal fin.

Así, por ejemplo, María Fernández, profesora de matemáticas en un colegio donde se aplica la neuroeducación, afirma en el mencionado artículo: “Lo bueno de esta metodología, es que los alumnos son los que conducen su propio aprendizaje. Hacen de maestros por un rato y a ellos les motiva muchísimo”.

Gamificación

Muchas estrategias de marketing se basan ahora mismo en la gamificación para vender: esto es, se crea un juego que tiene como protagonista a la marca o producto y se permite a los usuarios en redes sociales e internet jugar a él de forma gratuita. Es una forma de retener el producto y sus beneficios en la mente del consumidor de una forma agradable y eficaz, para motivar e incentivar la compra. ¿Por qué no hacer lo mismo en el aula?

La gamificación es, precisamente, una de las formas que encuentra esta profesora para que sus alumnos de primaria aprendan a hacer operaciones con decimales. Durante su clase han creado un mercadillo y un tipo de moneda propia, así, realizar simples operaciones de suma y resta se les hace más fácil y lo interiorizan más rápido.

Algunas de las estrategias educativas que derivan de esta forma de ver la enseñanza son, por ejemplo, componer canciones que tengan que ver con el aspecto de una materia, o en el idioma que se desee aprender, valerse de un juego de moda o de un cómic para explicar un concepto abstracto o simplemente activar la competición entre los alumnos sugiriéndoles encontrar nuevas palabras en publicaciones que puedan tener al alcance de la mano (un periódico, libro o revista). Existen muchas formas de enseñar apelando a las emociones y a las costumbres de los alumnos y parece ser mucho más productivo.

Por contrapartida, se necesitan profesores convencidos y dispuestos a dedicar mucho más tiempo en preparar estas materias. A la vez, deben saber dar a los alumnos la justa medida de libertad de actuación para que la metodología se desarrolle plenamente de forma positiva.

Uso de la robótica en neuroeducación

Esta disciplina educativa se basa, como ya hemos señalado, en adaptar el proceso natural de aprendizaje del alumno valiéndose de su curiosidad y motivación. Cabe señalar que el hombre es un ser social, y por lo tanto, el cerebro también está adaptado a esa sociabilidad; así las clases y la interacción con los compañeros es una de las armas con las que también cuenta este método.

Por todo lo anterior, la robótica resulta ser uno de los campos que se adapta a la perfección a este tipo de metodología, ya que está diseñada para promover la creatividad, el trabajo en equipo y la comunicación. Si estás pensando en implantar un sistema educativo más emocional, a la vez que los alumnos aprenden sus asignaturas curriculares, prueba con juegos como WEDO o Mindstorms de LEGO, desde Innted, te podemos ayudar a implantar, con éxito, este tipo de estrategias.

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